Hola a todos, como ya os dije en el anterior post, “comencemos a gatear antes de empezar a andar” en este mundo apasionante de la observación astronómica.
Para ello, debemos tener primero unos conceptos básicos a la hora de escoger el instrumental que vamos a utilizar en nuestras observaciones, y hoy os voy hablar de los prismáticos.
Como ya comenté, me parece que para empezar siempre es mejor salir a simple vista e ir reconociendo las distintas constelaciones y saber guiarnos por el cielo nocturno. Una vez que esto se consiga, nos resultará más fácil encontrar el resto de objetos.
Si finalmente os decantáis por adquirir unos prismáticos, hay que tener en cuenta varias cuestiones. En primer lugar, no es lo mismo unos prismáticos que unos gemelos, puesto que los primeros están compuestos por lentes y un prisma, mientras que los segundo están formados por dos lentes (una delantera y otra trasera), que no permite a su vez tener muchos aumentos ni diámetros de objetivos grandes. Son, por ejemplo, los utilizados para el teatro, la ópera, etc.
En las características, hay que considerar un número que nos indica los aumentos y el diámetro del objetivo expresado en milímetros (lente primera que recoge la luz). Llegado el caso, si vemos unos prismáticos en los que nos pone 7×50, lo que nos dice esta cifra es que se trata de uno que tiene 7 aumentos y 50 milímetros de diámetro. Así podéis encontrar distintos modelos y marcas. En el supuesto que veamos unos prismáticos de 10×50, entonces ya sabemos que ese tipo de instrumento tiene 10 aumentos con un diámetro de objetivo de 50 milímetros.
Pero, ¿con esto nos valdría para tomar una decisión? La respuesta es no, ya que hay otros aspectos que es importante considerar. El peso es uno de ellos. Podemos estar tentados a pensar que cuanto más diámetro de objetivo y más aumento, mejor. Y lo cierto es que así es siempre que tengas un soporte donde apoyarlo y no tengas que sostenerlo a pulso. ¿Por qué? El peso hará que tiemble en tus manos y, por tanto, la visualización del objeto sea decepcionante. Por otro lado, para que no sean pesados si lo vas a utilizar sin trípode, se recomienda que no superen los 50 mm de diámetro y también que no sea de muchos aumentos. La razón es que se reduce el campo de visión y al aumentar más las vibraciones de nuestro pulso se perciben más.
También hay que fijarse en la pupila de salida, que es el diámetro del haz de luz que va a producir esos prismáticos. Aquí vale la pena hacer un inciso puesto que en la observación astronómica es aconsejable aprovechar al máximo la luz que se capta con el instrumento. Hay que partir de la base de que nuestra pupila dilatada tiene un diámetro de entre 5 y 8 milímetros, y por consiguiente debemos buscar aquellos instrumentos y configuraciones ópticas que no superen los 7 mm de pupila de salida. De esta forma, aprovechamos toda la luz recogida; la pupila de salida se calcula dividiendo el diámetro del objetivo por los aumentos. Sería, por ejemplo, el caso de unos prismáticos de 10×50 y una pupila de salida de 5 mm.
Además, debemos saber qué tipo de prisma utiliza, si es mineral u orgánico, ya que el primero es de vidrio y su calidad es mayor que los orgánicos que están fabricados con plásticos. En mi búsqueda para aclarar ciertas dudas, he encontrado unos artículos que especifican más los datos y que me han parecido muy interesantes. Si bien hablan de prismáticos en general y no específicos para la astronomía, os pueden ayudar también en la búsqueda. Estos son los enlaces, uno aquí y este otro. No hay que olvidar que el prisma ideal es aquel que alejando los prismáticos del ojo no se ve una especie de rombo que produce el prisma, lo que implica que tiene menos obstrucciones para la entrada de luz y su calidad es mejor.
Con esto, creo que el que esté interesado en adquirir unos buenos prismáticos puede tener algunas nociones básicas para poder elegir y disfrutar así del cielo nocturno.
Cuando alguien quiere un telescopio y le recomiendas que antes se compre unos prismáticos, porque su presupuesto es limitado, te mira con cara extrañada como diciendo: ¿Qué voy a ver con eso? He de decir que con unos buenos prismáticos puedes contemplar prácticamente todos los objetos del catálogo Messier, del que hablé en el en el post anterior. Frente a un telescopio tiene sus ventajas, ya que el campo de visión es mayor y a la hora de buscar los objetos es más fácil orientarse, además de tener una visión binocular, lo que permite la observación con los dos ojos. Así, mientras disfrutamos del cielo, vamos ahorrando para invertir en un telescopio que realmente merezca la pena y nos dé grandes satisfacciones en la observación.
Espero que este post os sirva de orientación y si tenéis alguna duda os animo a dejar vuestro comentario y trataré de resolverla. ¡Buenos cielos!
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