“El astroturismo o turismo astronómico es un tipo de turismo orientado a satisfacer los intereses de los astrónomos y de los aficionados a la astronomía. También puede ser definido como la afición a visitar lugares propicios para la observación astronómica”. (Fuente: Wikipedia)
Antes, el astroturismo se consideraba irte de vacaciones al pueblo, donde podías disfrutar de esos cielos oscuros llenos de estrellas y no necesitabas alejarte mucho de tu casa para poder contemplarlas.
Hoy en día, y con el aumento de la contaminación lumínica y ambiental, tenemos que desplazarnos a varias decenas de kilómetros de cualquier población para así poder encontrar esos lugares realmente oscuros que nos permitan disfrutar de los misterios del universo.
Dicho esto, sería conveniente diferenciar dos tipos de turista astronómico. Por un lado, el que busca descubrir qué es la astronomía y nunca ha mirado a través de un telescopio, y además no tiene experiencia y espera que se le indique detalladamente cómo disfrutar del cielo.
Y, en segundo lugar, el astrónomo aficionado, que ya cuenta con experiencia y quiere que le descubras ese lugar donde existe el cielo especialmente oscuro y espectacular. Anteriormente ya ha tenido incluso un acercamiento a los instrumentos que se utilizan para la observación, y tampoco le supone mucho esfuerzo viajar a cualquier lugar del mundo para disfrutar de la astronomía. Cabe destacar que este tipo de astroturista lleva practicando el astroturismo hace ya años, y siempre va en busca de cielos oscuros y eventos astronómicos que solo son observables en zonas y lugares muy concretos del planeta. Desde que Camille Flammarion popularizó la astronomía amateur en el siglo XVIII, estos no han dejado de practicar el astroturismo en búsqueda de eventos astronómicos y de cielos espectaculares.
Para el primer grupo es una gran oportunidad el hecho de participar en una actividad en la que son necesarios instrumentos ópticos, y que a su vez en la mayoría de los casos son caros. Es evidente que poder disfrutar de la observación de los anillos de Saturno, o del cometa que se acerca a la tierra o del sol, no está al alcance de mucha gente.
Por esa razón de un tiempo a esta parte, el astroturismo como actividad comercial se está incrementando, puesto que para el propio turista supone un valor añadido para sus planes de recreo porque, en realidad, se propone algo diferente. Esto indudablemente se debe aprovechar como un nuevo recurso turístico en aquellas poblaciones con escasa contaminación lumínica, y que no disponen de grandes oportunidades para obtener ingresos económicos, ni de recursos de dinamización económica para el crecimiento de la población.
En la actualidad existen organizaciones -como puede ser la Fundación Starlight y la Internacional Dark Sky Association– que hacen estudios y nos certifican que nuestro cielo es un espacio óptimo para la práctica de la astronomía. Incluso, estas certificaciones ofrecen una garantía de calidad, aunque esto no nos debe frenar en la búsqueda particular de nuestros propios cielos oscuros y potenciar así la protección de los mismos no únicamente para disfrute nuestro, sino además de las generaciones futuras.
Por el lado de las empresas se requiere que, aparte de formación, tengan una imaginación mayor de la habitual para crear experiencias novedosas que atraigan la atención de los clientes potenciales.
Lo importante, ya sabes, es disfrutar de la astronomía y descubrir un nuevo mundo.
¡Buenos cielos!
