Telescopio espacial James Webb (JWST) Treinta días de emoción. Parte I

Telescopio espacial James Webb (JWST)

Treinta días de emoción. Parte I

Telescopio espacial James Webb (JWST)

Treinta días de emoción. Parte I

Desde que se anunció el lanzamiento del telescopio espacial James Webb para diciembre de 2021, a bordo de un cohete Ariane 5 de la ESA desde la Guayana Francesa, hemos sido testigos de sus logros, siguiendo emocionados -a través de su página web esos pasitos que daba cada día hacia su destino. Y así durante treinta días, hasta finalmente hacer el último encendido del motor e insertarse con éxito en la órbita alrededor del punto L2. El telescopio espacial James Webb nos dio treinta días de emoción.

Con esta serie de entradas en el blog, quiero transmitir y que el lector se imagine cómo a diario accedía a la página web de la misión y me emocionaba al saber que todo iba sobre lo previsto. También al comprobar la velocidad a la que viajaba, que en solo día y medio había alcanzado la órbita de la Luna, o la forma que el parasol se desplegaba sin sobresaltos, o incluso comprender que el cálculo de la órbita y espectacular lanzamiento había conseguido ahorrar combustible, traduciéndose en una posible prolongación de la duración de la misión.

Espero que, si seguiste el lanzamiento y el viaje del telescopio espacial James Webb hacia su destino, revivas la emoción al recordarlo con estos párrafos. Y si acaso te lo perdiste, que utilices tu imaginación y lo vivas como si hubiese sido ayer.

Expectación máxima.

Supongo que, debido a los continuos retrasos que el proyecto fue acumulando durante años, es por lo que había generado tanta expectación pública. O tal vez, interesados por ver si algo fallaba y si al final se perdía un montón de dinero por el espacio o, por el contrario, si todo iba según lo planificado

Para los que nos gusta la ciencia y la tecnología, es algo más, es el instrumento más complejo enviado al espacio hasta la fecha. Principalmente por la cantidad de maniobras e implementaciones que debía hacer para su despliegue y llegada al punto final. Nada podía fallar, sino podrían haber existido complicaciones, y por tanto haber puesto en riesgo los resultados de la misión.

A diferencia del telescopio espacial Hubble, situado en la órbita baja de la Tierra, no es posible enviar misiones de mantenimiento y reparación al telescopio espacial James Webb. En este video se muestra lo realmente complicado que ha sido tanto su desarrollo como su despliegue en el espacio.

Esta expectación se ha mantenido durante treinta días, tiempo que ha necesitado el telescopio espacial para llegar a su destino. Aun así, no está listo para iniciar la misión científica ya que le quedan meses de implementaciones y de ajustes antes de comenzar.

El día del lanzamiento.

Imagino que, como yo, al menos así sucedió en el grupo de WhatsApp que tenemos los aficionados a la astronomía de la zona geográfica donde resido, muchas personas estábamos ilusionadas y, a la vez, nerviosas por ver lo que sucedía antes y después de la cuenta atrás final. Expectantes, sobre todo, por la posible suspensión del lanzamiento ya que las imágenes que nos ofrecían -un cielo cubierto de nubes- no daban buenas sensaciones y, después, por ver si el despegue y órbita de lanzamiento se complicaba y entonces no se llevaba a cabo como se había programado.

Llegó la hora y comenzó la cuenta atrás definitiva.

“T menos 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1, ¡y tenemos despegue!” He de decir que tuve un pequeño sobresalto cuando las imágenes mostraban los motores encendidos, pero el Ariane 5 no ascendía, y en apenas un segundo estos estaban a plena potencia y se apreciaba que poco a poco el cohete se movía separándose de su plataforma de lanzamiento. Ponía así rumbo hacia el espacio, y fue en ese instante cuando respiramos aliviados pensando… ¡ya está! Lógicamente, solo era eso, un respiro.

El centro de control de lanzamiento nos iba mostrando la telemetría del Ariane 5, e informaban de las maniobras críticas que debía realizar con éxito para considerar que había sido un buen lanzamiento. Paulatinamente, el cohete se fue deshaciendo de las distintas etapas y cumpliendo rigurosamente, una a una, las órdenes que desde el control de tierra se le daban.

De esta manera llegamos a la parte más emocionante del lanzamiento. Fue cuando las dos partes de la cofia del cohete se abrieron, y mostró el telescopio espacial James Webb plegado como un origami enfrentándose al frío espacio. De fondo, un planeta azul repleto de personas expectantes ante su espectacular hazaña.

Progresivamente, el telescopio empezó a girar sobre sí mismo, ayudado por la última etapa del Ariane 5, y dándole el último empujón, que lo soltó hacia su destino: Lagrange 2 o L2, el punto de equilibrio gravitatorio dentro del sistema Sol-Tierra.

Poco a poco, vimos cómo el telescopio espacial James Webb se soltaba de la mano del que, hasta ese momento, había sido su compañero de viaje, el cohete Ariane 5. Era el particular Clavileño que, al igual que a Don Quijote y Sancho Panza subidos en su lomo, les hizo volar por los cielos. Es verdad que a él lo ha llevado a un viaje más largo, concretamente a ciento cincuenta millones de kilómetros de la Tierra. Su destino, el punto Lagrange 2.

¡Buenos cielos!

Si quieres saber más sobre las características del telescopio espacial James Webb, no te pierdas mi anterior entrada en el blog.

Imágenes y videos: NASA/ESA/CSA

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