Seguro que en muchas ocasiones os habéis puesto a buscar telescopios por internet, o los habéis visto en algunas actividades. Y cuál es vuestra sorpresa que encontráis tubos más gruesos, más finos, más largos y más cortos, y de menor y mayor precio. Entonces os sentís perdidos ante tanta información.
En este artículo intentaré aclarar ese aspecto, de forma que os daré algunas pautas para tener un conocimiento más amplio sobre este tema, y a la vez os sirva de ayuda para tomar mejores decisiones futuras.
Digamos que no existe los telescopios que se adapte completamente a todos los objetos que se pueden observar. Los que tienen un buen resultado en planetaria no están del todo diseñados para la observación de cielo profundo (galaxias, nebulosas, etc.). Es cierto que sí que hay algunos que por versatilidad y añadiéndoles algunos complementos podemos darles un uso válido en todos los campos, pero aun así no sería especializado.
Primero, hay que saber que existen distintas configuraciones ópticas. Por un lado, los refractores que utilizan lentes, aquellos que usan espejos, que son los reflectores y también los catadióptricos, que son una combinación de lentes y espejos. Esto es así porque utilizan distintas propiedades de la luz. Puedes conocer más información aquí.

Otros parámetros a tener en cuenta son la abertura, el diámetro del objetivo (sea lente o espejo), la distancia focal -aquella que recorre la luz hasta realizar el foco y generar la imagen, todo ello expresado en milímetros- y la luminosidad, que es el cociente de la distancia focal entre la abertura. Esto nos dará un número que se expresa con la letra f, y en este sentido hay que considerar que cuanto menor sea el número f, mayor será la luminosidad (y al contrario).
Pongamos un ejemplo para una mejor comprensión. Contamos con un telescopio de 200 mm abertura y una distancia focal (a partir de ahora DF) de 1000 mm. Bien, si dividimos DF/abertura = luminosidad (es decir, 1000/200 = 5), tendríamos un telescopio de luminosidad f/5.
Otros aspectos a considerar son los aumentos, aunque esto es verdad que es relativo a la distancia focal del telescopio y del ocular que utilicemos. Muchos comercios lo usan como reclamo para vender, y es algo que quiero aclarar desde el principio, aunque luego más adelante entraré más en detalle.
Digamos que hay una regla fundamental a la hora de comprar un telescopio: los aumentos no pueden sobrepasar el doble del diámetro del objetivo. Pero, ¿eso qué quiere decir exactamente? Que si tenemos un telescopio con una abertura de 60 mm, lo máximo que vamos a poder sacarle será 120 aumentos, y siempre que el cielo reúna unas condiciones extremadamente buenas.
Por esa razón olvidemos los telescopios que nos venden en centros comerciales con una abertura de 50 o 60 mm y con 500 aumentos. Con estas características nos darán una imagen decepcionante y esto hará que abandonemos la afición por completo.

Como ya he explicado en párrafos anteriores, tenemos que tener definido, o al menos una idea aproximada de qué vamos a observar. Si queremos buscar objetos de cielo profundo (galaxias, nebulosas, cúmulos, etc.) optaremos por telescopios luminosos y grandes aberturas. Si por el contrario nos vamos a dedicar más a la observación del sistema solar (planetas), no necesitamos este tipo de telescopios, más bien aquellos que den un buen contraste en las imágenes. Teniendo claro estos conceptos, vamos a explicar un poco más de qué manera influyen.
La abertura interviene en la capacidad de captación de luz. Para ello, tomaremos como referencia una situación en la que disponemos de un cubo de agua. Cuanto más grande es la boca, más capacidad de almacenarla tiene. En este caso sucede lo mismo, a mayor abertura, más posibilidad de recoger luz. Entonces, lo que haremos será buscar aberturas grandes en la medida que podamos y también pretendamos observar objetos muy débiles y lejanos.
Por el contrario, no necesitaríamos grandes aberturas si nuestros objetos a contemplar son del sistema solar, o están situados relativamente cerca. Además, cabe destacar que las grandes aberturas están diseñadas para telescopios reflectores (espejos) o catadióptrico (lente/espejo), ya que para los refractores es más difícil construir lentes de gran tamaño.
En cuanto a la DF, esta nos va a influir en la luminosidad del telescopio, así como en los aumentos, sin obviar la regla que he explicado en párrafos anteriores. También en la longitud del tubo, ya que debe ser más largo que la DF, salvo en los catadióptricos, en los que no es equivalente a la longitud del mismo por su configuración óptica.
Para realizar la observación se utilizan los oculares, estos son lentes de distintos tipos y tamaños que nos aumentan las imágenes generadas por el telescopio, se colocan en el portaocular y observamos a través de ellos. Estos vienen con una nomenclatura que explicaré en otro artículo, lo que nos interesa ahora es el número que nos indica la distancia focal del ocular (df) y que nos servirá para saber los aumentos.
Pero, ¿cómo se calculan estos? Para saber los que estamos utilizando solo hay que dividir la distancia focal del telescopio (DF) entre la del ocular (df), lo que nos dará un número que son los aumentos y se expresan con una x después del número (DF/df=nºx).
Hay que aclarar que cuanto más se aumente la imagen, el campo de visión se reduce y, por tanto, pierde luminosidad y nitidez, muchas veces acentuada por la posible mala calidad del cielo.
CONCLUSIONES:
Conociendo la configuración óptica, la abertura del telescopio y la DF, podemos calcular el resto de parámetros y saber si son adecuados a las expectativas que queremos cumplir.
Imaginemos que vemos un telescopio reflector Newton de 200 mm de abertura y 1000 mm de distancia focal. ¿Qué nos están diciendo estos datos?
Que se trata de uno de espejos, que su longitud de tubo será aproximadamente de un metro y su diámetro de 20 cm, que tiene una luminosidad de f/5 (es decir, luminoso), que el máximo aumento teórico es de 400 aumentos (400x), y que si utilizo un ocular de 8 mm de focal, por ejemplo, conseguiré 125x. Por su configuración óptica descubriré que las imágenes en planetaria variarán su contraste, pero en objetos de cielo profundo se podrán observar objetos débiles.
Ahora tenemos un telescopio refractor de 90 de abertura y DF 900. ¿Qué significa? Es uno con una configuración óptica construida con lentes, que la longitud será aproximadamente de 1 metro y su diámetro de 9 cm, que su luminosidad es de f/10, menos luminoso, que el máximo aumento teórico es de 180x y que, si utilizo un ocular de 8 mm de focal, obtendré 112,5x. Al contrario que los reflectores, estos suelen ser menos luminosos, pero su contraste es mejor, por lo que son más utilizados en planetaria.
Me gustaría aclarar que estas nociones que expongo aquí son para personas que se quieran iniciar y no tengan un conocimiento previo. Por supuesto, son consejos para la observación visual, ya que si queremos dedicarnos a la astrofotografía, la cosa cambia y las configuraciones de los equipos varían igualmente.
También recordar que para completar el tubo hay que hacerse con una buena montura que mueva con facilidad el tubo óptico y, sobre todo, sea estable al peso que tiene que aguantar. Te invito a que leas, si no lo has hecho, mi entrada sobre consejos de monturas aquí..
Saludos, ¡buenos cielos!
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